No hay mejor manera de retomar la mala costumbre de ir de pesca que juntarnos todos los SERENDIPIOS.
¿Qué es una Serendipia?
Simplemente una casualidad que te lleva a encontrar algo mejor que lo que inicialmente se estaba buscando.
Y como nos conocimos por una simple casualidad, mejor que lo que se iba buscando en un principio, de ahí que seamos unos Serendipios.
Pues como digo, no hay nada en el mundo mejor que juntarnos los Serendipios para que lo que se plantea como una jornada de pesca, se convierta en un auténtico placer.
Desde Sevilla Rafasa, Daniel Vázquez y un servidor y desde unos de los pueblos más marineros de España, Abraham, Gerardo y Don Emilio “Patrón” desde Bárbate.
Don Emilio Callado, marinero desde siempre, ex marinero de la flota pesquera, de los oficios más peligrosos que puede haber y además en unos de sitios más peligroso no diría de España, si no del mundo, marinero del mismo corazón del Estrecho, donde por su cuerpo más que sangre corre agua de mar agitadas de temporales de levante, pero donde solo viéndole la cara se nota que disfruta oliendo a sal.
Ya retirado de la mar profesional sigue disfrutando estando cerca de lo que para él fue su medio natural, pero ese gusano que le sigue recorriendo por las venas lo hace que calmarse mientras sale de pesca a su playa de su alma y fabricando réplicas de utensilios marineros e madera y cabo hechas a mano, que tuvo todo el detalle de llevarnos un Botón (polea que utilizan los barcos para la “levanta “de las redes de la almadraba
.
Llegamos sobre las 17:00, pero ya el simple hecho de estar todos en el pedrero y comentar las batallas de rigor, empezamos lo que sería la jornada de pesca, aun sabiendo que, hasta la caída del sol, no empezaría la cosa a animarse.
Fue Rafasa quien destapo el tarro y se marcó una preciosa mojarra de piedra.
Abraham y Gerardo no paraban de piedra en piedra de escrutar hasta el último hueco y cuando nos dimos cuenta la marea empezó a bajar y con ella la entrada de esos peces que buscábamos.
Fui el primero en sacar un precioso jurel que se encontraba nadando a medias aguas y alertando al personal de cómo había sido la picada, empezó lo que sería todo un festival.
La tarde dio paso a la noche casi sin darnos cuenta, ya que contábamos con la luz del puerto que nos dejaba ver como si de pleno día se tratase y banco de jureles se nos había colocado frente a nosotros y fue todo un espectáculo, hasta que de buenas a primeras los peces desaparecieron y las lisas que por allí pululaban se concentraron en la superficie de forma muy nerviosa.
Lisas que de vez en cuando saltaban ya que había algún depredador detrás de ellas.
Cuando decidimos cambiar el tercio y ponernos de la manera más heavy total, equipos pesados y señuelos de gran tamaño.
Paseantes y minnow comenzaron a surcar las aguas sin suerte ninguna.
En uno de mis lances con un minnow a solo tocar el agua y empezar a recoger, noto una picada brutal y el carrete a sacar hilo.
Los nervios estaban a tope y tras trabajar el pez suave y con bombeos delicados me doy cuenta que había enganchado por el lomo una lisa, que en la misma orilla se desanzuelo, falsa alarma.
El nerviosismo de las lisas seguía, y nosotros seguíamos intentando sin éxito ninguno.
Decidí entonces bajara más profundidad y poner un pez de vinilo y hacer recogidas lentas con paradas en el fondo, cuando de repente, ZASSSSSSSSSSSSSSS, tenía en el otro lado de la línea algo batallando y corriendo a más de mil.
Hacíamos conjeturas de lo que podía ser, y en los 20 segundos restantes a la clavada, desestimamos que pudiese ser una buena lubina.
Rafasa y Gerardo se subieron piedras arriba y como la luz de los focos era abúndate vieron que se trataba de una más que decente barracuda o espetón.
No me lo podía creer, mi primera y ansiada barracuda que tanto y tanto había buscado sin resultado estaba al otro lado de la línea.
Abraham hábilmente bajo por las piedras y de manera magistral logro meterla en el salabre y subirla.
Tras la foto de rigor y tras devolverla a su medio, seguimos insistentes la búsqueda de los gordos, pero al poco tiempo los bancos de lisas volvieron a nadar cerca de las rocas y fue la señal para comprobar que los depredadores había desaparecido.
Recogimos los equipos con la sensación de haberlo pasado mejor que bien y sobre todo el haber podido disfrutar de volver a juntarnos lo que realmente somos los Serendipios, amigos de verdad.
P.D. Patrón, espero que en la próxima te vuelvas a apuntar!!!!
Probar-Practicar e Innovar.
Antonio Baro